Cuando hablamos de dieta o alimentación antiinflamatoria, nos referimos a incorporar a nuestras comidas aquellos alimentos que nos ayuden a bajar la inflamación de nuestro cuerpo causada por malos hábitos alimenticios, por alguna patología o simplemente, como prevención a la aparición de ciertas enfermedades.
Hay que tener siempre claro que los procesos de inflamatorios que ocurren en nuestro cuerpo son una respuesta de nuestro sistema inmunitario ante infecciones o lesiones graves, por lo que son necesarios e importantes como sistema de defensa para nuestra recuperación. Pero si esa inflamación persiste y se vuelve crónica puede dar lugar a aparición de enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad renal, osteoporosis, etc.
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¿Cómo podemos llegar a tener una inflamación crónica?
Podemos llegar a tener un proceso inflamatorio crónico en nuestro cuerpo cuando llevamos una dieta rica en azúcares y grasas saturadas. Si llevamos un estilo de vida sedentario, con estrés y falta de sueño favorecemos la inflamación, pero es claro y evidente que la principal causa es nuestra dieta diaria. Las grasas, el azúcar, la sal, los alimentos procesados y sin fibra son los peores compañeros.
Para evitar llegar a esta situación debemos seguir unas pautas de alimentación sencillas que hagan que nuestra dieta se componga de alimentos que actúan de forma antiinflamatoria en nuestro cuerpo, y por tanto, nos ayudan a tener mejores digestiones y un bienestar constante.
Por eso es tan importante incluir en nuestra dieta la ingesta diaria alimentos que nos ayuden tanto a frenar esta inflamación como a prevenir su aparición. Entre estos alimentos antiinflamatorios se encuentran:
- Verduras de hoja verde, crucíferas, ajo, cebolla, …
- Frutas cítricas y frutos rojos.
- Cereales integrales.
- Frutos secos (nueces, almendras).
- Pescados grasos (salmón, caballa,…).
- Especias como cúrcuma, jengibre y canela.
Alimentos que pueden provocar inflamación
Por lo contrario, hay también alimentos que más provocan esta inflamación, son aquellos que aceleran el proceso de envejecimiento, causando un exceso de actividad de nuestro sistema inmune y, por tanto, ocasionando dolor de las articulaciones, fatiga y daño a los vasos sanguíneos.
Algunos de estos alimentos que provocan inflamación y que debemos evitar o reducir en nuestra dieta son:
- Carnes rojas, aceite de girasol y de soja, alimentos fritos y ricos en azúcar y almidón.
- Pan blanco y harinas refinadas.
- Bollería.
- Harina de maíz.
- Alimentos con colorantes y aromas artificiales.
- Edulcorantes artificiales.
Si quieres un asesoramiento nutricional más personalizado o tienes alguna duda sobre este u otro tipo de dietas, puedes llamarnos y concertar una cita con nuestra nutricionista.
