El cáncer de cérvix o cuello uterino es el cuarto tumor femenino en frecuencia en el mundo.
En España es el segundo cáncer más frecuente en mujeres entre los 15 y los 44 años.
Los programas de prevención del cáncer de cuello del útero basados en la realización periódica de la citología cervical o de la prueba de VPH, permiten detectar y tratar precozmente lesiones premalignas del cuello del útero, contribuyendo de esta forma a disminuir de considerablemente el número de casos y la mortalidad por este tipo de cáncer. En Instituto Natividad Cano lo hacemos en nuestras citologías rutinarias, por lo que te animamos a que vengas a hacerte una revisión completa con nuestro equipo de ginecología.
CONTAGIO
La infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) es necesaria para que se desarrolle esta enfermedad. Éste se transmite mediante el contacto de la piel o de las mucosas, por lo que la principal vía de contagio es la sexual. Cualquier persona sexualmente activa que tenga contacto genital (incluso sin penetración) con otra persona infectada por el VPH puede contagiarse. De hecho, es la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial.
Aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida, aunque la mayoría se resuelven espontáneamente en los 2 primeros años tras la infección.
Existen varios factores de riesgo asociados a la infección por VPH, como el inicio precoz de las relaciones sexuales, un elevado número de parejas, contacto con varón de riesgo o la multiparidad. Una vez que se adquiere, hay situaciones que favorecen su persistencia, como son el tipo de virus (existen VPH de alto y de bajo riesgo), el consumo de tabaco y situaciones de inmunodepresión (mujeres trasplantadas, o con enfermedades crónicas del sistema inmune).
Es la persistencia en el tiempo del virus, lo que puede generar lesiones premalignas que al final desemboquen en un cáncer de cuello.
SÍNTOMAS
El cáncer de cérvix en sus fases iniciales con frecuencia no produce síntomas. Se sospechará ante la presencia de sangrado vaginal abundante, irregular o el que ocurre después de las relaciones sexuales. Si aparece dolor intenso a nivel de la pelvis o hinchazón en los miembros inferiores, nos hará sospechar que nos encontramos ante una enfermedad avanzada.
DIAGNÓSTICO
Para su diagnóstico es fundamental realizar una historia clínica y una exploración física completa. Un resultado anormal en la citología, la presencia de pruebas positivas para VPH de alto riesgo, o una exploración sospechosa no obligan a hacer una biopsia.
Una vez se confirma el diagnóstico hay que realizar otras pruebas complementarias (fundamentalmente TAC o Resonancia magnética) para determinar si el cáncer se ha extendido más allá del cuello uterino o si ha llegado a afectar a los ganglios de la pelvis. Así podremos planificar el tratamiento más adecuado en cada caso.
Definiremos aquellas candidatas a una intervención quirúrgica (conización, traquelectomía, histerectomía radical ) valorando la extirpación de los ganglios pélvicos , o las que se beneficiaran de una combinación de tratamientos basados en radioterapia y quimioterapia.
En definitiva, el cáncer de cuello de útero es una complicación grave, pero extremadamente infrecuente, de un fenómeno relativamente común, la infección por el VPH.
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