Índice:
Introducción
La venta de productos de belleza y maquillaje se dispara entre las más jóvenes, sobre todo en fechas importantes como Navidad. En este artículo profundizamos en la cosmeticorexia, un trastorno caracterizado por la adicción productos cosméticos y a las intervenciones estéticas.
Cada vez estamos más expuestos al consumismo de todo tipo, pero últimamente el foco está puesto en el mundo de la cosmética… pero lo realmente alarmante es que el objetivo, el consumidor final es el niño, el adolescente… personas a las que no solo no necesitan este tipo de productos sino que su utilización les perjudica seriamente la piel.
Además del propio problema de adicción, entra en juego la aplicación de productos que no cumplen la normativa sanitaria. Cuando exponemos nuestra piel a todo este tipo de productos podemos desarrollar eccemas, brotes de acné cosmético, irritaciones por mezcla de productos, alergias… mucho más, si la piel a la que exponemos ya parte con algún problema dermatológico.
¿Qué es la Cosmeticorexia?
La cosmeticorexia, también conocida como la adicción a los productos cosméticos y/o a la cirugía estética es un trastorno psicológico caracterizado por una necesidad compulsiva de mejorar la apariencia de forma constante.
Aunque los procedimientos cosméticos están destinados a realzar ciertos rasgos físicos, en la cosmeticorexia, el paciente desarrolla una insatisfacción continua y una búsqueda insaciable de la belleza física, ignorando los riesgos asociados a las cirugías y a ciertos productos cosméticos.
Además de exposición continua a la que nos vemos sometidos a diario, tenemos que tener en cuenta el efecto FOMO. Esto significa, en inglés, Fear of missing out, y el concepto se centra en el miedo que tenemos a no probar algo, a quedarnos sin probarlo y no estar en el grupo de gente que lo ha probado.
Esto desemboca en una obsesión por el “skincare”, la utilización de productos que dañan nuestra piel y que no nos hacen bien por el simple hecho de verlos en redes sociales y de ver que gente conocida, influencers, lo están “probando”, publicitando…
Esta obsesión en personas de corta edad es lo que se denomina cosmeticorexia, un trastorno que se define por una adicción a la compra compulsiva de cosméticos, y por tanto, de una adicción a determinados productos.
Este es un claro ejemplo en el que vemos el peligro de las redes sociales, y cómo la creación de contenido se transforma de la generación de una adicción. Esto es sumamente grave, pero si encima hablamos de nuestra salud, el tema sube un escalón de peligrosidad.
Es gravísimo que nuestros jóvenes sigan consejos que ven en redes sociales, pautados o dictaminados por charlatanes de la salud, que evidentemente no son sanitarios. Estos consejos atentan directamente sobre su propia salud, ya que son proporcionados por personas no formadas desde una red social.
Influencers, peluqueros, cosmetólogos, farmacéuticos… estas personas tienen un altavoz tremendo desde donde hablan a miles de seguidores. Cuando estos perfiles hacen cientos de vídeos anunciando productos cosméticos crean esa adicción a la cosmética donde el principal síntoma de la cosmeticorexia es el deseo irrefrenable de compra.
De lo único que se deben preocupar los adolescentes es de tener la piel limpia y fotoprotegida. Una buena higiene facial, con limpieza diaria y simplemente protegerse del sol siempre que no haya patología.
Y, evidentemente, si hay un problema de acné, rosácea, melasma… alguna patología, hay que ir al médico especialista… no a Tik Tok ni a Instagram.
Adicción de menores a los cosméticos. Natividad Cano en Fiesta, Telecinco
Factores de Riesgo y Causas de la cosmeticorexia
La cosmeticorexia suele estar motivada por una combinación de factores psicológicos, sociales y culturales.
- Presión de las redes sociales: la exposición constante a imágenes idealizadas y
filtradas de personas puede generar una presión intensa para alcanzar estándares de
belleza inalcanzables. - Baja Autoestima: las personas con una autoimagen negativa son más vulnerables a
buscar soluciones externas como la cirugía estética para intentar mejorar su
autoconcepto. - Influencias culturales y sociales: la sociedad actual promueve estándares estéticos
estrictos que pueden alimentar el deseo de alcanzar una belleza irreal. - Personalidad perfeccionista: aquellos con una tendencia a buscar la perfección en
todas las áreas de su vida pueden ser más susceptibles a desarrollar una obsesión con
la estética.
Principales síntomas de la cosmeticorexia
La cosmeticorexia presenta síntomas físicos y emocionales característicos que pueden ayudar a identificar el trastorno:
- Obsesión con la apariencia física: percepción y un enfoque excesivo en defectos menores.
- Baja satisfacción tras los procedimientos: Los pacientes no logran alcanzar la
belleza deseada, aumentando su ansiedad. - Recurrencia constante a cosméticos, cirugías y tratamientos estéticos: realización de procedimientos en corto tiempo y sin una razón médica real.
- Aislamiento social y depresión: la frustración por no alcanzar la apariencia deseada puede llevar a la pérdida de interés en actividades sociales.
Diferencias con otros trastornos psicológicos y de imagen
En los adolescentes con esta patología, la cosmeticorexia, vemos casi siempre asociada otra enfermedad llamada dismorfofobia. Las personas que la sufren están convencidos de tener un defecto en su apariencia que les hace feos o deformes. Creen que los demás ponen especial atención en su apariencia de una manera negativa.
Es muy importante abordar y tratar esta patología, ya que si no se hace, hay altas probabilidades de que desemboque en una adicción a la cirugía estética.
Es importante diferenciar la cosmeticorexia de otras patologías como el trastorno Dismórfico Corporal (TDC) y los trastornos alimentarios, que también implican una autoimagen distorsionada.
- Trastorno Dismórfico Corporal (TDC): Aunque comparten características similares, el TDC se centra en la percepción de defectos percibidos en el físico sin necesidad de intervenciones continuas.
- Trastornos Alimentarios: Como la anorexia o la bulimia, los cuales afectan la
percepción del cuerpo pero a través de la alimentación y no de procedimientos estéticos.
Opciones de tratamiento y apoyo profesional
La cosmeticorexia requiere un enfoque terapéutico multidisciplinario que puede incluir intervenciones psicológicas, educación y, en algunos casos, medicación. Las opciones de tratamiento efectivas incluyen:
- Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): ayuda a modificar pensamientos y conductas
negativas asociados a la apariencia. - Psicoterapia de apoyo y terapias grupales: permiten al paciente explorar sus emociones en un entorno seguro.
- Educación y psicoeducación: ayuda a crear una autoimagen positiva y a comprender el riesgo de las intervenciones excesivas.
- Tratamientos complementarios: como la meditación y técnicas de reducción de estrés, para reducir la ansiedad.
Consejos prácticos para quienes buscan tratamiento para la cosmeticorexia
Si crees que puedes necesitar ayuda para comenzar el proceso de tratamiento y mejorar el bienstar emocional, debes seguir estos pasos:
- Buscar ayuda profesional: consulta a un psicólogo especializado en trastornos de
imagen y autoestima. - Evitar la exposición a redes sociales.
- Fomentar hábitos de autocuidado.
- Establecer una rutina de bienestar.
Conclusión y recomendaciones finales
La cosmeticorexia es un trastorno complejo que requiere una intervención multidisciplinaria para tratar tanto los síntomas psicológicos como las conductas impulsivas relacionadas con las intervenciones estéticas. La mejor estrategia para superarla implica un enfoque en el bienestar psicológico y emocional, donde se valore la salud integral sobre los ideales de perfección.
Buscar ayuda profesional es el primer paso hacia una mejor relación con la propia imagen.
Si necesitas más información o un asesoramiento más personalizado no dudes en consultarnos.
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